Por Uriel Gonzalez :: @urielgonzalez
George Corley Wallace
nació en Alabama a principios del siglo XX, luego de estudiar leyes y formar
parte de la fuerza aérea durante la segunda guerra mundial, dio sus primeros
pasos en la política de su estado, de la mano del Partido Demócrata de los
Estados Unidos.
En Alabama y los
estados del sur por aquel tiempo, los demócratas eran una fuerza conservadora, al
contrario que en el resto del país, ya que defendían las tradiciones de racismo
del bando confederado de la guerra civil norteamericana, y en este entorno y con
ese partido, el joven George dio sus primeros pasos como legislador del estado.
En su primer intento
para obtener ser gobernador de Alabama, hizo una campaña moderada en favor de la
tolerancia y las minorías, pero los votantes escogieron a su rival de línea dura,
por lo que Wallace rápidamente tomo nota y en un segundo intento en 1962, con
un discurso ultraconservador y racista, logro al fin su sueño de ser gobernador.
Mientras en Washington, John F. Kennedy llevaba adelante iniciativas para integrar a estudiantes
blancos y afroamericanos en escuelas y universidades, Wallace en su primer
discurso no dejo ninguna duda sobre su opinión:
“I say segregation now, segregation tomorrow,
segregation forever”
(Yo digo segregación hora, segregación mañana, segregación
por siempre)
Kennedy estaba
empeñado en hacer cumplir la ley, por lo que ordenó que el ejército escoltara a
los primeros estudiantes afroamericanos de la Universidad de Alabama, a los que
Wallace espero con la guardia del estado, parado en la puerta, para no dejarles
entrar.
La tensión aumentó,
pero finalmente el racismo no fue más fuerte y los jóvenes afroamericanos
entraron, estudiaron y con el tiempo se graduaron.
Pero Wallace no se
detuvo ahí, el episodio de la puerta de la Universidad de Alabama le dio fama
nacional, y a pesar de ser compañero de partido de Kennedy se convirtió rápidamente
en un héroe para ultraconservadores y racistas en todo el país, tanto que ahora
el gobernador quiso intentar ir mas allá de una puerta universitaria, y miro
hasta la Casa Blanca.
Desafío a Kennedy,
por la nominación demócrata para la elección siguiente, y tras el trágico asesinato
del presidente, fue contra su sucesor Lyndon B. Johnson, pero el
partido ya estaba casi totalmente contra el racismo y en la defensa de las minorías,
por lo que salvo algunos apoyos en el sur profundo, Wallace esta vez no llego
mas allá.
Sus problemas ahora vendrían
en su tierra, ya que la ley en Alabama no permitía la reelección del
gobernador, así que Wallace hizo una movida astuta: Lanzo a su esposa Lurleen a
la elección, la cual gano con facilidad.
En una contradicción de
la historia, la primera mujer gobernadora de los Estados Unidos seria electa
por ser la esposa de su líder racista más famoso, pero pocos sabían en ese
momento que Lurleen Wallace había sido diagnosticada con un cáncer terminal,
por lo que menos de un año y medio después de ser elegida, la gobernadora murió.
Para ese momento
George Wallace era el amo y señor del racismo sureño y esta vez, contra los demócratas
y republicanos, intento nuevamente ser presidente, con su candidatura independiente
arrasó en los estados del sur y muchos pensaron que pudo hacerlo incluso también
en el norte de no ser por quien escogió como candidato a vicepresidente, el
general Curtis LeMay, un duro militar retirado que
escandalizo hasta a los más extremistas cuando respondió en una entrevista
sobre su solución para la guerra de Vietman: Bombardear hasta que vuelvan a la
edad de piedra.
Wallace, viudo y
derrotado, siguió adelante y llevo más allá su discurso contra afroamericanos,
comunistas, homosexuales y hippies, declaraciones incendiarias con las que
nunca alcanzaría a ser presidente aunque lo siguiera intentando en cada elección;
Pero si volvió, con nueva primera dama, a ser electo nuevamente gobernador de
Alabama.
Y a pesar de que había
prometido no volver a intentarlo, compitió de nuevo en las primarias demócratas
para la elección de 1972, y fue en un acto de esta campaña donde George Wallace
fue baleado ante las cámaras de televisión, y aunque no murió como Kennedy, quedó
parapléjico para el resto de su vida.
Tras años de
campañas, ataques, discursos e intrigas políticas, Wallace continuaría como
gobernador con un cambio además del de la silla de ruedas en la que aparecía
ante los medios. Sorprendiendo a Alabama y a todo Estados Unidos, se declaró
como un cristiano renacido pidió públicamente
perdón por su racismo y discriminación del pasado.
La mayoría de los
lideres afroamericanos pasaron de la incredulidad a la aceptación, y así George
Wallace, el hombre de la segregation
forever llevo adelante programas de integración, nombro un gabinete con
afroamericanos y se preocupó de que sus antiguos votantes racistas lo
acompañaran en ese camino, ya que cambio sus discursos en favor de la armonía,
el respeto y la tolerancia, no habría más odio, ni trucos de política
sucia.
Después de una vida
de batallas y rencores, Wallace no quiso continuar como gobernador tras reparar
sus errores y dedico el resto de sus días a trabajar por la concordia en su
estado, y así hoy es recordado con su nombre en escuelas, calles y parques de
toda Alabama.
El legendario
gobernador Wallace murió en 1998 y no alcanzo a ver que el odio no está
en la entrada de una universidad, contra la lección que
el aprendió, el racismo está de pie...en la puerta de la Casa Blanca.
BIBLIOGRAFIA
Smith, Jeffrey K, The Fighting Little Judge: The Life and Times of George C. Wallace, Indiana (2009)
Smith, Jeffrey K, The Fighting Little Judge: The Life and Times of George C. Wallace, Indiana (2009)
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