En medio de la guerra fría, el enfrentamiento entre comunistas y
capitalistas por el control del mundo llevo a que el
espionaje fuera vital para las potencias en conflicto, por todos los
medios posibles se intentaba saber que armas, planes y estrategias se
preparaban a cada lado de la cortina de hierro.
En este contexto una noche
de enero de 1968 desde una base norteamericana en Japón, zarpó el barco USS
Pueblo en una misión para interceptar las señales de la flota
soviética en Corea del Norte, lo que era un trabajo arriesgado pero rutinario en la guerra fría, dio sin embargo un vuelco inesperado.
La marina
norcoreana detectó este barco y salió a interceptarlo, tras lo cual luego de horas de persecución se abrió fuego
contra el Pueblo matando a un miembro de la
tripulación norteamericana, tras lo cual finalmente soldados norcoreanos abordaron el
barco y lo llevaron junto con su tripulación como prisioneros.
Cuando
las noticias de este episodio se hicieron publicas en Estados Unidos se debatió
entre amenazar con un ataque nuclear si no se devolvía el Pueblo y
su tripulación, o llevar a cabo una negociación con el régimen de Kim
Il Sung (Abuelo de Kim Jong Un, actual dictador norcoreano) para liberar a los soldados prisioneros, y finalmente se opto por eso para no escalar mas en incidentes que siempre podrían terminar en una guerra abierta.
Los
marinos del Buque USS Pueblo estaban prisioneros bajo la duras
condiciones del régimen norcoreano, aunque a pesar de esto encontraron un
método de resistencia bastante curioso: Cuando en las negociaciones se
pedían pruebas de que la tripulación estaba viva y en buenas condiciones,
los norcoreanos fotografiaban al grupo de marinos quienes siempre de forma
disimulada, levantaban su dedo medio ante las cámaras de sus captores.
Cuando en
Corea del Norte se descubrió el gesto, las condiciones
en la prisión y las negociaciones se pudieron bastante mas difíciles, y
finalmente tras largos meses de discusiónes Estados Unidos llego a la conclusión de que lo mejor que se
podía obtener era a los prisioneros de regreso con vida, pero que no lograrían recuperar
el barco jamás.

Casi un
año después de su captura, la tripulación del USS Pueblo fue
liberada por Corea del Norte y caminando uno por uno a través de un
puente en la frontera sur, llegaron finalmente a salvo a la zona militar
administrada por Estados Unidos en la frontera con Corea del Sur.
Los
marinos de la tripulación debían ahora enfrentar en casa sus
responsabilidades por la captura y el humillante episodio con el
régimen norcoreano, pero a pesar de que debían ir a corte
marcial el secretario de la armada de los Estados Unidos simplemente dijo
que ellos "ya habían sufrido bastante", por lo que los dejaron
retomar sus funciones en distintos lugares, ya que aunque había tripulación de regreso, no había barco.
Hasta el
día de hoy hay un pequeño trozo de Estados Unidos en en el centro de
Pyongyang: El barco USS Pueblo es una popular atracción turística donde
familias norcoreanas pasean y escuchan a guías explicar la historia casi
olvidada en occidente, del día en que Corea del Norte capturó un buque
espía.
En su
interior hay armas, mapas y recuerdos, pero quizás ninguna foto de los
tripulantes, que hoy retirados en sus casas siguen levantando el dedo para las cámaras cada vez
que les recuerdan aquel episodio.
BIBLIOGRAFIA
Liston,
Rober, The Pueblo Surrender, California (1988)